jueves, 12 de junio de 2008

¿Ves como llueve?...

¿Ves como llueve?... pues cierra los ojos, mira hacia el cielo y deja que cada gota de lluvia recorra tus mejillas, tus labios, tu cuerpo…

Por un segundo me olvidé que no estabas aquí, cerrando los ojos lentamente, por un instante me embriagué del sonido de tu risa, del olor de tu perfume, de la magia de tu mirada, y borrachos mis sentidos tan sólo podían decir tu nombre. Mis manos lo escribían mientras mis ojos recorrían los trazos que suavemente acariciaban sobre la hoja, y en silencio escuché como mi mente lo pronunciaba y su eco resonaba por toda mi cabeza, que creaba tu figura con mil líneas y curvas hasta hacerme sentir su olor y ese sabor que aun no fue mió.

El sol se muera más triste cuando tú no estas para verlo junto a mí y renace más lentamente cada mañana por que sabe que no serán tus ojos los que yo mire antes de mirarlo a el por mi ventana. Recorre su camino despacio y cansado, como mis pisadas cuando salgo a pasear, a ningún lugar, a ningún destino, por que saben que al final de mi camino no te han de encontrar.
Seguirá muriendo el día, seguiré amaneciendo de nuevo y seguiré esperando oír de tu boca mi nombre y sentir en mis labios tus besos. Como el muero cada tarde y en la noche desaparezco, para que no puedan ver como llora tras su horizonte, arropado por el mar que lo mece con las olas y lo acaricia con el viento, ese viento que se confunde con tu nombre cuando su eco de mi cabeza escapa y de mi boca brota cuando mis labios no pueden contenerlo.

Pero hoy el sol no aguantó más y llamó a las nubes para esconderse, y tras ellas lloró… lloró como nunca antes lo había hecho. Lloró por mí y se llevó mi llanto y todas sus gotas empaparon tanto los nublos que no pudieron soportar el peso y filtraron cada una de sus lágrimas que como briznas de lluvia, ahora caen desde el cielo…

… y ahora cierra los ojos, mira hacia el y deja que cada una de ellas recorran tus mejillas, tus labios, tu cuerpo… que ya dejará de llorar cuando me abandone este insomnio, me pueda el cansancio y entre sueños, para secarte, acaricie tus mejillas, bese tus labios y abrace tu cuerpo… y entre murmullos repetiré tu nombre, *****… y tras el exclame un ¡Te quiero!